jueves, 18 de septiembre de 2008

LA GUERRILLA EN LAS UNIVERSIDADES COLOMBIANAS

Para un país que anhela deshacerse de una pesadilla, y que por fin acaricia el derrumbamiento de una subversión criminal, bárbara y sin ideales, causa inquietud genuina el adoctrinamiento que las Farc en su agonía adelantan en colegios y universidades. ¡La intromisión de encapuchados en ámbito alguno puede tolerarse! Tras de capuchas nunca se han ocultado hombres de bien, apenas cobardes criminales. El hombre recto siempre da la cara y nunca teme defender su pensamiento. El riesgo es inclusive orgullo para quien lucha por sus convicciones, quien se oculta carece de ideal y valentía. La máscara oculta en este caso la cara del instigador cobarde, pero también, la vergüenza de la pobreza intelectual de sus acciones. Mas no por su ridículo y mísero contenido, pueden tolerarse las arengas que incitan al delito. Luego se equivoca el rector de la Universidad Distrital, Carlo Ossa Escobar, al minimizar la gravedad del incidente* con explicaciones infantiles que recuerdan el carácter pusilánime de las autoridades que en reciente pasado permitieron a las Farc entronizase. Puede el baboso discurso de una guerrilla sin argumentos sucumbir en el encumbrado ámbito académico de las universidades, pero puede también propiciar incendiarios resultados al explotar la ingenua rebeldía de muchos adolescentes. Si fuera tan rotundo su fracaso, seguramente la guerrilla no se valdría de esta estrategia.

No parece el rector Ossa simpatizante apologético del terrorismo de las Farc, cual la senadora del turbante**, descarada en la demostración de su apoyo y de su afecto, pero cumple con su ingenuidad igual oficio. Luce bien, para mi gusto, su imagen de padre bondadoso que quiere y defiende a sus alumnos –al fin y al cabo el grueso del estudiantado es víctima potencial y no verdugo-, pero su tolerancia y falta de autoridad ante los infiltrados desdice de su actitud de padre previsor, obligado a proteger con firmeza a sus muchachos.

Le hace falta al rector de la Universidad Distrital, y no se a cuántos rectores más, una posición enhiesta contra quienes hacen apología del crimen. Disculpar el uso de capuchas no debe ser actitud ejemplar ni edificante. Si de los jóvenes de hoy esperamos dirigentes transparentes, no los enseñemos a actuar escondidos tras de máscaras. Y que la autoridad persiga sin desmayo a los residuos de las Farc que acechan a la juventud decente y estudiosa.


* Ante la mirada apacible del rector de una prestigiosa universidad pública de Bogotá, unos intimidantes encapuchados de las Farc arengaron a los estudiantes de primer semestre con consignas del movimiento guerrillero y rindieron homenaje a los sanguinarios cabecillas dados de baja por las autoridades. Para el rector fue la demostración apenas del derecho a la libre expresión consagrado por la constitución política.
** Piedad Córdoba


Luis María Murillo Sarmiento M.D.