sábado, 11 de diciembre de 2021

SE MARCHARON LOS POETAS*

 Se marcharon los poetas dejándonos una estela de amor y de recuerdos. Seis socios y cinco amigos del Centro Poético han partido en los meses que lleva la pandemia, y no todos por ella. La enfermedad y la muerte confabulan para llevar almas al cielo.

El recital que hoy nos congrega revive su presencia y hace eco con sus versos en el nostálgico rincón de los silencios. Rincón de lo profundo y de lo íntimo en el que nadie muere porque los seres queridos son eternos.

Volverá a nuestras mentes su recuerdo como una fiesta que celebra su paso por la tierra. La muerte es más que un simple cortejo a lo recóndito. 

De la madre patria la gracia y el salero resonarán de nuevo en el humor fino y los sonetos de Manuel Boix Palacián, quien nos dejó la receta para un beso: Póngase un delantal de fantasía y busque un recipiente enamorado. Eche un tallo de amor recién cortado y un ramo de ternura y armonía”.

Blanca Inés Roa de Perdomo se nos presentará con su voz suave y el pensamiento crítico, con su pasión por la literatura y el timbre agudo y melodioso de su canto. Y con ese espíritu sereno que en la proclamación de su partida nos dejó esta convicción alentadora: Búsquenme en el aire que respiran, en las palabras sinceras, en los pensamientos puros, en la naturaleza toda”

Nos volverán a persuadir las razones filosóficas de Graciela Hurtado de Soto sobre el deber humano. Su pensamiento preclaro que proclama con la sonoridad del verso: “Deber antes que vida es la luz esplendorosa que ilumina. Cinco letras que abrazan los seres que conocen la libertad y la paz”.

Evocaremos a Teresita Chávez de Flórez en la nostalgia de sus declamaciones exquisitas, en su memoria prodigiosa, en su distinción innata y en su inquebrantable religiosidad, que un día tradujo en fervorosa confidencia: Mi oratorio es mi refugio y mi todo. A la Santísima Virgen, mi fuente de inspiración, le imploro con devoción”.

Y volveremos a escuchar el verso sublime de Héctor José Corredor Cuervo, el poeta de la rima rigurosa, el hombre de la espada y de la pluma; del palpitante amor por su terruño y la tierra americana. Que se alce su voz y nos repita: Tierra de ensueño y de riqueza, creada por el Señor cual paraíso para que viva en paz y sin pobreza”.  

Julio Roberto Galindo Hoyos llegará con la aureola intelectual que lo hizo insigne. Con el fruto del talento que Heródoto y Demóstenes, los genios griegos, le imprimieron. Nos resonará la voz del orador y declamador sin par en la memoria en el instante en que con vehemencia diga: Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra.  Sólo en aquella hora podrá el hombre decir que tiene patria”.    

Deláscar Vargas López, el escritor inspirado por la naturaleza y por la tierra, el del excelso amor por el terruño, el de la Ruta del Sayal y Pasogrande leerá sus versos costumbristas, y nos dirá con su sereno acento: Entre olores campesinos, entre bancadas e insidias, busqué silencios extraños y el complemento escondido”.

Recordaremos a Silvio Vásquez Guzmán, el bardo defensor del verso clásico que retrató la multitud de caras del trabajo y llevó al verso la historia de la patria. El hombre de la anécdota y la cita poética en los labios, que ratificó su oficio proclamando: Poetas soy porque la bella aurora aprisiona luceros en mi la almohada, poeta porque vibro entre flores que fecundó la abeja enamorada, poeta soy porque Dios ha colocado pentagramas de luz en mi palabra”.

Ah, los favores que presta la memoria, la de Zorayda Mejia Mejía no fue para la declamación y el verso. Refinada y erudita, se metió por los vericuetos de la historia. Recordarla es sumergir nuestra memoria en los acontecimientos del pasado tras la anécdota y el hecho revelador con que ella siempre los narraba.

Olga María Esquivel llega a nuestra cita con el aroma de la naturaleza fresca que amo como docente y poetisa, y que en sus versos nos dejó plasmada. Escucharemos su voz cuando nos dijo: “Cuando me vaya buscarás mi huella en el árbol perdido en la sabana, o arrullando en un cuento de palmeras el arco iris que refleja el agua”.

Bajo el seudónimo de Yamile Alberd llega el recuerdo de Alicia Bernal de Mondragón quien hizo del verso un universo sonoro y cadencioso, y de educar un jardín de semillas florecidas. “¿Qué esperas cosechar en tu parcela? -dijo- ¿Cuál emoción te impulsa cada día? Cultiva la semilla que retrate como un espejo la esencia de tu vida”.

Marchen en paz amigos admirables, que en la tierra bien plantada dejaron su semilla y el cielo ya recoge su cosecha.

 

Luis María Murillo Sarmiento

Vicepresidente Centro Poético Colombiano

 

* Palabras pronunciadas el 4 de diciembre del 2021 en el Museo Nacional de Colombia, en el recital llevado a cabo en  homenaje a los escritores fallecidos.