miércoles, 23 de febrero de 2022

LAS DECISIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL, UNA MANIFESTACIÓN MÁS DE NUESTRA DECADENCIA

Las manifestaciones de desprecio, una constante de nuestro siglo, parecen que son la manera de empoderarse el hombre. Derribar cuanto luce sobre los pedestales hace sentir al hombre poderoso, amo y señor de cuanto a su alrededor ha sido trascendente. Se destruyen valores, porque los valores son los cimientos de la estructura moral que quiere demolerse. En pos del progresismo y la vanguardia el ser humano va construyendo un mundo más precario que en su degradación le pasará factura, cuando ya sea víctima de su propio invento.

Celebran los defensores del aborto un fallo que consagra una vez más la cultura de la muerte, del irrespeto a la vida que un día creímos urdida solamente en mentes criminales pero que hoy y para nuestro asombro se gesta en el juicio de quienes moralmente debieran ser ejemplo. La potestad sobre la vida es un delirio del hombre prepotente que quiere equipararse a Dios, pero cuyo poder exiguo tan solo alcanza para destruir lo que sus ínfulas crear jamás podrían. No alcanzo a comprender que en temas tan complejos y sensibles, la suerte de tantos esté en manos de tan pocos, y tan poco sabios. Un referendo sobre la despenalización del aborto hubiera sido más prudente.

La decisión de los magistrados que impusieron su parecer en la sentencia es de franco desprecio por la especie humana, que contrasta con la protección de la vida animal que en otras ocasiones la Corte ha manifestado.

Hace falta sensibilidad para trascender la frialdad de una norma y adentrarse en el impacto de sus consecuencias. Resultado de la sentencia anterior, C-355, hoy se practican feticidios. Se ha llegado al punto de asesinar in útero fetos de más de 30 semanas y cercanos a su nacimiento para complacer las ansias de exterminio. Que nazcan muertos para que el Estado no tenga que prodigarles los cuidados que les permitiría sobrevivir con ayuda neonatal. ¿Qué clase de moral practican quienes lo realizan? Estamos viviendo la Alemania nazi de Mengele. A ese punto ha llegado la degradación del país estimulada por las decisiones de la Corte: liberal hasta sumir a la sociedad en la anarquía.

 En los aspectos médicos no voy a detenerme, suficientemente han sido puestos en evidencia por mis colegas los errores. pero sí sorprende que los magistrados pretendan saber más de medicina que los médicos. Resulta inadmisible que el médico, que por tradición cuida la vida, resulte graduado por la corte de homicida.

Luís María Murillo Sarmiento MD.