viernes, 20 de mayo de 2022

COLOMBIA, CON PETRO, AL BORDE DE UNA AVENTURA PELIGROSA (Un necesario llamado a la cordura)

 Le pareció al presidente Kennedy que los ciudadanos estadounidenses debían pensar más en lo que podían hacer por su país que lo que su país podía hacer por ellos. Enmarcada en una máxima, la afamada frase no tiene aplicación entre nosotros, menos en una Colombia preelectoral en la que el pesimismo, la ingenuidad, las pretensiones desmedidas y los odios sin la contención de la razón -porque priman más los instintos viscerales que el entendimiento- amenazan pulverizar la democracia.

Los escrúpulos, que no suelen ser virtud de la política, en la actual contienda sufren el atropello de quien a toda costa busca instalarse en la Casa de Nariño. Acaso todo vale cuando uno guarda en sus principios la convicción de que el fin justifica los medios y son válidas todas las formas de lucha.

No esperamos grandes y positivas transformaciones del país con ninguno de los candidatos. No es pesimismo ni menosprecio, apenas la observación de una tendencia que confirma nuestra historia. Pero al punto al que ha llegado la campaña presidencial actual, el ansiado progreso es lo de menos. Lo que se juega Colombia el 29 de mayo y el 19 de junio no es su progreso sino su democracia. Lo que espero para Colombia es un candidato decente, que entregue el poder al final del su período.

Que Gustavo Petro no defraude a sus hipnotizados seguidores está por demostrarse. Sus logros como alcalde precisan de un milagro que los reivindique; pero me preocupa más que su capacidad para gobernar, tan inversamente proporcional a su oratoria, su talante moral, su propensión a la lucha de clases, su desacato a fallos y sentencias adversos, su desprecio a la Constitución y a las normas, su capacidad para mentir y desvirtuar la verdad. La conducta ante la destitución cuando fue alcalde hizo para mí un auténtico retrato moral del personaje.

A mis amigos petristas, que no son tan escasos, les pregunto: ¿Tienen la certeza de que su candidato entregará el poder y su presidencia será un mandato democrático? ¿No será su gobierno el preludio de un régimen sin libertad y con persecución política? Si su respuesta producto de un examen honesto y razonado afirma su creencia, que depositen su voto con confianza. De lo contrario serán a más de artífices de su desdicha, responsables del infortunio del resto de sus compatriotas, y Colombia los culpará de su desgracia.

¡Moralmente ante la duda más gana la conciencia al abstenerse!

Luis María Murillo Sarmiento MD.