domingo, 12 de junio de 2022

EL PACTO HISTÓRICO Y LA DEGRADACIÓN MORAL

Las contiendas electorales tienen un entendible contenido beligerante, al punto que llamarlas contiendas no resulta desacertado. El poder que se persigue explica claramente la mortificación que produce el adversario. Los errores del uno se convierten en la fortaleza del otro, más que las propias cualidades y aciertos, tal vez, porque en ausencia de verdaderos estadistas estos atributos resultan irrisorios. A cambio, la promesa incumplible que resulta grata al odio de cautos electores resulta una estrategia productiva. 

Este modelo traduce pobreza y apatía, y produciría desazón en un electorado pensante e ilustrado, pero los últimos sucesos de la campaña presidencial colombiana indican que es aquel un mal menor frente al juego sucio del que se está convirtiendo en campeón inalcanzable el Pacto Histórico. Y más grave que el mismo hecho de que un movimiento político actúe de esa manera, es que a sabiendas, sus propios seguidores lo consientan, porque la deducción elemental es que también son inmorales. 

Cuando la estrategia de campaña es sembrar malintencionados rumores para enlodar al adversario, jugar con la honra, aprovecharse de la buena fe del elector, mentir con flagrancia, no desautorizar y alentar, por el contrario, las conductas violentas y terroristas de su base extremista, para atemorizar al electorado que no respalde al candidato, para incendiar el país si el veredicto de las urnas es adverso, y un sin fin de conductas que día a día salen a la luz pública y que a más de amorales colindan con el crimen, advierto claramente el fondo dentro de un oscuro y profundo abismo en la política de nuestra patria. ¿Tan bajo hemos caído? 

Un axioma moral señala que el fin no justifica los medios, no se pasa por encima de todo por conseguir un objetivo. “No todo vale”, como un candidato colombiano afirmó en pasadas elecciones. Es el peligro de valerse de todas las formas de lucha en las que la moral siempre es damnificada. 

Preguntó a los seguidores de Gustavo Petro: ¿Destapada esta olla podrida aún lo siguen respaldando? Entonces, cuestiono su conciencia. ¿Conocido el comportamiento doloso del Pacto Histórico ponen en él su vida y su futuro?, entonces deploro su candor.

Si ocho millones y medio de seguidores de Gustavo Petro aceptan la bajeza moral del Pacto Histórico, el país no debe esperar un cambio que lo dignifique. No cuando tantos colombianos están demostrando la poca importancia que le dan a lo correcto.

 

Luis María Murillo Sarmiento MD

martes, 31 de mayo de 2022

CONSIDERACIONES ÉTICAS EN TORNO A LA MUERTE CEREBRAL Y LOS TRASPLANTES

La muerte encefálica se ha considerado la muerte del individuo, pues este suceso conlleva el deterioro posterior y cese de las demás funciones del organismo. Aunque susceptible de criterios filosóficos, inclusive teológicos, han predominado, por entendibles razones, los criterios biológicos en la determinación de la muerte, y particularmente de la muerte cerebral y encefálica.

En cuanto a terminología, es más correcto el uso de muerte encefálica que de muerte cerebral, dado que el concepto de muerte encefálica corresponde al cese irreversible de las funciones de los hemisferios cerebrales, el tallo encefálico y el cerebelo. Sin daño irreversible del tallo encefálico puede persistir la vida en inconsciencia como en el estado vegetativo persistente.

La posibilidad de obtener órganos para trasplantes en los casos de muerte cerebral obliga a hacer consideraciones éticas que toman en consideración al paciente con muerte encefálica, al o los donantes y a la familia del fallecido.

En cuanto al primer punto, debe tomarse en cuenta, en primer lugar, el principio de autonomía manifestado previa y expresamente por el paciente, o a través de un documento de voluntades anticipadas. Aplicando el principio de no maleficencia con el moribundo, se debe determinar con exactitud el momento de la muerte, mediante criterios irrefutables para determinar la muerte cerebral o encefálica y dejar plenamente documentada la irreversibilidad de la muerte, de forma de que no se proceda al retiro de componentes anatómicos para trasplante de un ser humano vivo.

En el trasplante no debe primar otro interés que el humanitario, en consecuencia, cualquier conducta que implique otro tipo de usufructo es reprochable.

En cuanto al receptor, debe aplicarse el principio de beneficencia, cristalizado con la preservación adecuada de los órganos a trasplantar, aplicando los protocolos correspondientes, y con la exclusión de componentes enfermos. También debe obrar en favor de los posibles donantes el principio de justicia aplicando criterios de prioridad al momento de la selección de quien debe ser el primer beneficiado. Aunque parece evidente que el donante desea el trasplante, su autonomía debe ser expresada mediante el consentimiento informado.

Respecto a la familia del paciente con muerte cerebral debe entenderse que ejerce el principio de autonomía en representación del fallecido cuando exige que su voluntad, plenamente sustentada, se respete. En el caso de la representación legal de menores de edad puede ejercer este principio dentro de las 8 horas posteriores a la muerte encefálica fijadas por la ley colombiana (1805 del 2016).

Tenidas en cuenta las anteriores observaciones podrá considerarse que la práctica del trasplante cumple con los nobles propósitos que le dieron origen.

Luis María Murillo Sarmiento MD.

BIBLIOGRAFÍA

Grupo de Estudios sobre Muerte Encefálica, de las Sociedades Chilenas de Nefrología y de Trasplante. Muerte encefálica bioética y trasplante de órganos. Rev Méd Chile 2004; 32:109-118.

Ley 1805 del 4 de agosto de 2016 República de Colombia Por medio de la cual se modifican la ley 73 de 1988 y la ley 919 de 2004 en materia de donación de componentes anatómicos y se dictan otras disposiciones.  [Consultado 31 may 2022]. Disponible en: https://docs.google.com/viewerng/viewer?url=https://www.asivamosensalud.org/sites/default/files/la_donacion_de_organos_ahora_es_obligatoria_-_ley_1805_de_2016.pdf

Meléndez-Minobis M, Dujarric Martínez MD, Fariñas-Rodríguez L, Posada-García A, Milán Companioni D.  Implicaciones éticas de la muerte cerebral y los trasplantes de órganos. Rev Cubana Invest Biomed. 2005;24(1):60-8.

Sarmiento PJ. ¿Es la muerte cerebral realmente la muerte del individuo? Análisis de una compleja situación clínico-bioética y de sus consecuencias. Persona y Bioética [Internet]. 2003;7(18):25-46. [Consultado 29 may 2022]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83271805


viernes, 20 de mayo de 2022

COLOMBIA, CON PETRO, AL BORDE DE UNA AVENTURA PELIGROSA (Un necesario llamado a la cordura)

 Le pareció al presidente Kennedy que los ciudadanos estadounidenses debían pensar más en lo que podían hacer por su país que lo que su país podía hacer por ellos. Enmarcada en una máxima, la afamada frase no tiene aplicación entre nosotros, menos en una Colombia preelectoral en la que el pesimismo, la ingenuidad, las pretensiones desmedidas y los odios sin la contención de la razón -porque priman más los instintos viscerales que el entendimiento- amenazan pulverizar la democracia.

Los escrúpulos, que no suelen ser virtud de la política, en la actual contienda sufren el atropello de quien a toda costa busca instalarse en la Casa de Nariño. Acaso todo vale cuando uno guarda en sus principios la convicción de que el fin justifica los medios y son válidas todas las formas de lucha.

No esperamos grandes y positivas transformaciones del país con ninguno de los candidatos. No es pesimismo ni menosprecio, apenas la observación de una tendencia que confirma nuestra historia. Pero al punto al que ha llegado la campaña presidencial actual, el ansiado progreso es lo de menos. Lo que se juega Colombia el 29 de mayo y el 19 de junio no es su progreso sino su democracia. Lo que espero para Colombia es un candidato decente, que entregue el poder al final del su período.

Que Gustavo Petro no defraude a sus hipnotizados seguidores está por demostrarse. Sus logros como alcalde precisan de un milagro que los reivindique; pero me preocupa más que su capacidad para gobernar, tan inversamente proporcional a su oratoria, su talante moral, su propensión a la lucha de clases, su desacato a fallos y sentencias adversos, su desprecio a la Constitución y a las normas, su capacidad para mentir y desvirtuar la verdad. La conducta ante la destitución cuando fue alcalde hizo para mí un auténtico retrato moral del personaje.

A mis amigos petristas, que no son tan escasos, les pregunto: ¿Tienen la certeza de que su candidato entregará el poder y su presidencia será un mandato democrático? ¿No será su gobierno el preludio de un régimen sin libertad y con persecución política? Si su respuesta producto de un examen honesto y razonado afirma su creencia, que depositen su voto con confianza. De lo contrario serán a más de artífices de su desdicha, responsables del infortunio del resto de sus compatriotas, y Colombia los culpará de su desgracia.

¡Moralmente ante la duda más gana la conciencia al abstenerse!

Luis María Murillo Sarmiento MD.

miércoles, 23 de febrero de 2022

LAS DECISIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL, UNA MANIFESTACIÓN MÁS DE NUESTRA DECADENCIA

Las manifestaciones de desprecio, una constante de nuestro siglo, parecen que son la manera de empoderarse el hombre. Derribar cuanto luce sobre los pedestales hace sentir al hombre poderoso, amo y señor de cuanto a su alrededor ha sido trascendente. Se destruyen valores, porque los valores son los cimientos de la estructura moral que quiere demolerse. En pos del progresismo y la vanguardia el ser humano va construyendo un mundo más precario que en su degradación le pasará factura, cuando ya sea víctima de su propio invento.

Celebran los defensores del aborto un fallo que consagra una vez más la cultura de la muerte, del irrespeto a la vida que un día creímos urdida solamente en mentes criminales pero que hoy y para nuestro asombro se gesta en el juicio de quienes moralmente debieran ser ejemplo. La potestad sobre la vida es un delirio del hombre prepotente que quiere equipararse a Dios, pero cuyo poder exiguo tan solo alcanza para destruir lo que sus ínfulas crear jamás podrían. No alcanzo a comprender que en temas tan complejos y sensibles, la suerte de tantos esté en manos de tan pocos, y tan poco sabios. Un referendo sobre la despenalización del aborto hubiera sido más prudente.

La decisión de los magistrados que impusieron su parecer en la sentencia es de franco desprecio por la especie humana, que contrasta con la protección de la vida animal que en otras ocasiones la Corte ha manifestado.

Hace falta sensibilidad para trascender la frialdad de una norma y adentrarse en el impacto de sus consecuencias. Resultado de la sentencia anterior, C-355, hoy se practican feticidios. Se ha llegado al punto de asesinar in útero fetos de más de 30 semanas y cercanos a su nacimiento para complacer las ansias de exterminio. Que nazcan muertos para que el Estado no tenga que prodigarles los cuidados que les permitiría sobrevivir con ayuda neonatal. ¿Qué clase de moral practican quienes lo realizan? Estamos viviendo la Alemania nazi de Mengele. A ese punto ha llegado la degradación del país estimulada por las decisiones de la Corte: liberal hasta sumir a la sociedad en la anarquía.

 En los aspectos médicos no voy a detenerme, suficientemente han sido puestos en evidencia por mis colegas los errores. pero sí sorprende que los magistrados pretendan saber más de medicina que los médicos. Resulta inadmisible que el médico, que por tradición cuida la vida, resulte graduado por la corte de homicida.

Luís María Murillo Sarmiento MD.