domingo, 2 de marzo de 2008

EL GOLPE A LAS FARC, UN PARTE DE VICTORIA DE COLOMBIA

No puedo como colombiano dejar de dar parte de victoria al mundo: Ha sido abatido uno de los mayores criminales de Colombia. Con la muerte de alias ‘Raúl Reyes’ segundo hombre en importancia de las Farc, llega un mensaje contundente: no es imbatible el grupo terrorista. Ya la marcha mundial del 4 de febrero las había notificado: el pueblo no las quiere. Nadie –racional- puede amar a su verdugo.

No pudo sin embargo el mal vecino –el presidente Chávez- comprender en su psicosis los rostros de satisfacción de tantos colombianos. No eran de alegría por la consumación de una venganza, eran de alivio, de liberación de una carga con la que se dejó vislumbrar una esperanza. El primero de marzo del 2008 evoca el 2 de diciembre de 1993 cuando cayó Pablo Escobar Gaviria, otro terrorista que puso a temblar a un pueblo con sus sicarios y sus bombas. Y cientos más son las víctimas de Reyes.

Sólo el émulo desfigurado de Bolívar podía ser capaz de condenar nuestra conquista. Pero ya su tono arremetedor no nos inquieta. La cobardía se suele agazapar en la animosidad de los bocudos. Sus insultos no demandan el vigor de una respuesta. Ordinariez, torpeza e ignorancia son el pilar de su discurso.

Buscar una confrontación con Colombia es la mayor expresión de incompetencia. Si a tal enfrentamiento condujera, me atrevo a pensar que entre dos fuegos quedaría atrapado, el de los venezolanos que no están dispuestos a acompañar esa aventura y el de tantos colombianos que a fuerza de su persistencia hemos comenzado a abominarlo. Podría ser el final de su gobierno a manos de un golpe de sus propios militares. Nuestros pueblos son hermanos, sólo el “dictador de Venezuela” cultiva enemistades. No creo que los militares venezolanos estén interesados en una guerra inútil y absurda con Colombia.

La mediación de Chávez en la liberación de secuestrados, es más que humanitaria: artera. Oculta otro interés: la participación de las Farc en su proyecto. Pero ni él es el líder para América Latina -que en dirigentes como el presidente Lula tiene mejor mañana- ni las Farc tienen futuro, pues son terroristas y están en la pendiente de su decadencia.

Muy al contrario de lo que imagina el presidente Chávez, Colombia se siente agradecida con sus fuerzas armadas y con su presidente, y nuevos golpes reclama contra esos terroristas.

A las Farc, si dejan de ser tan obstinadas, sólo les queda negociar con el gobierno una salida decorosa. Reinsertados de otros movimientos subversivos, hoy reconocidos dirigentes, han demostrado que en Colombia más consigue la democracia que la fuerza de las armas. En cuanto a Chávez, en su futuro adivino la hecatombe.

Y si pensamos en Ingrid Betancourt y los demás rehenes, valdría la pena imaginar que muchos guerrilleros de menor rango han persistido en sus acciones por la obstinación de quienes los comandan y el temor a las retaliaciones, y en este momento de acefalía transitoria podrían optar por desertar llevando consigo a la libertad a los cautivos.
¡Gloria al bravo pueblo! que tiene que soportar a su tirano.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO

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