domingo, 13 de junio de 2010

EL FARISEÍSMO EN LA CONTIENDA ELECTORAL

La campaña presidencial colombiana ha adquirido en su segunda vuelta un tinte maniqueo. El candidato del Partido Verde -Antanas Mockus- y los ciudadanos que lo apoyan se han erigido como un bastión que menosprecia y trata de avergonzar al oponente: sólo ellos encarnan las virtudes.

La actitud es odiosa y rebatible. Es un raciocinio sofístico incapaz de sostenerse: los seguidores de Santos y de Mockus son iguales a todos los mortales. Es débil la condición humana. Hasta el adalid de lo correcto –Mockus- nos acaba de confiar en un debate que aceptó una jugosa dádiva del gobierno siendo alcalde. Y la aceptó por ser legal a pesar de que su conciencia le advertía que no la recibiera.

Realmente no sé si la legalidad que tanto pregona el candidato sea el remedio a los males de Colombia. Más que legal el país debe ser ético. Lo legal solo determina que algo está prescrito por la ley, no que persiga la bondad en sus fines.

Sentada la hipótesis de que quienes no siguen al ex alcalde bogotano prohíjan los vicios que corrompen a Colombia y que quienes lo acompañan son dueños de virtudes redentoras, tengo que preguntarme qué tan diferentes son los 3’134.222 colombianos que votaron por Mockus en la primera vuelta de los 6’802.043 que sufragaron por el otro candidato* ¿Realmente serán tan impolutos? ¿Jamás se habrán copiado una tarea? ¿No habrán hecho una trampa en un examen? ¿No habrán buscado una ‘palanca’ para buscar empleo? ¿No se habrán escapado de la universidad o del trabajo con pretextos mentirosos? ¿Jamás habrán sido con su pareja infieles? ¿No habrán hecho un cruce prohibido en una esquina? ¿No se habrán pasado un semáforo en rojo, o parqueado donde no debían? ¿No estarán recibiendo salud subsidiada sin tener derecho? ¿No estarán ocultando sus ingresos para no declarar renta? ¿Nunca habrán evadido sus impuestos? ¿Jamás habrán dicho una mentira? ¿Jamás habrán ofrecido una dádiva para agilizar un trámite? ¿O la habrán recibido en cambio de ofrecerla? ¿Será que nunca se han colado en una fila? ¿Será que no hablan por celular mientras manejan y esconden el teléfono cuando la autoridad se acerca? ¿Será que nunca han comprado artículos de contrabando, un CD o un DVD pirata? ¿Pagarán a las empleadas de servicio todas sus prestaciones? ¿Habrán siempre cruzado la calle por la cebra? ¿Cogerán el bus sólo en los paraderos? ¿Serán tan diferentes al resto de sus compatriotas? La respuesta es evidente, la sabemos todos. Es mejor ser más modesto. Confesarse más pecador que ejemplar es preferible: nada tienen que cambiar los intachables.

Planteada la campaña en estos términos, como una confrontación entre corruptos y virtuosos, entre buscadores de “atajos” e impecables, sólo podrán votar por Mockus los libres de pecado. Y libres de pecado, si somos rigurosos, no hay ninguno. Para un filósofo como el candidato Verde debe resultar un dilema interesante.

Luis María Murillo Sarmiento M.D.


* Juan Manuel Santos

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