miércoles, 17 de agosto de 2011

LA REACCIÓN DE LA SOCIEDAD, PEOR QUE LA CONDUCTA DE ‘BOLILLO’


Desdice la violencia de la capacidad racional del ser humano, y sin embargo, difícilmente habrá sobre la Tierra individuo que no la haya ejercido contra sus semejantes. Definible y concreta es la rudeza física, más vaga la violencia sicológica. Publicitada y propia del macho la primera, velada y característica del género bello la segunda.

En un episodio nebuloso del que pocos detalles se conocen, el técnico de nuestra selección de fútbol, Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez maltrató a su acompañante, y la sociedad cayó sobre él como una horda. No hay hoy en Colombia hombre más despreciado. Alfonso Cano, el jefe de las Farc, con todo y sus abominables crímenes, de pronto es más querido.

Actuó muy mal ‘Bolillo’, pero la sociedad actuó peor. Se percibe un linchamiento moral. ¡Nada que resulte edificante! Salvaje apenas, como todo lo que impera sin razón y por la fuerza. Nada hay de formativa en la reacción de la sociedad contra ‘Bolillo’. Apenas trata de poner, como escarmiento, su cabeza en una estaca.

¿Dónde están las voces que se dirijan a quienes se están formando? Apenas escucho expresiones rabiosas que hablan de vengar la ofensa pero nada enseñan. No escucho voces que con amor convenzan de la dicha que las virtudes de la mujer prodigan. No ha habido tiempo en la andanada para exaltar a la mujer, argumento inmejorable para entender por qué hay que amarla a más de respetarla.

La sociedad se queja reiteradamente del machismo, pero desde hace tiempo que en su mira destructora tiene al hombre. La equidad en materia de género está tergiversada. Creo que si hubiera sido ‘Bolillo’ por la mujer abofeteado, hubiera pasado desapercibida la violencia. Se aplaudiría pensando que su acompañante debió ser por él irrespetada.

A esta sociedad de estereotipos sólo le cabe pensar en el hombre violento, abusivo y violador y en la mujer tierna, violentada y abusada. Siempre una inocente, siempre un culpable. ¡Qué falta de conocimiento de la naturaleza humana! Entre hombres y mujeres eternamente habrá seres exquisitos y almas malas. Y aunque la conducta es un hecho individual, la sociedad tiene grave responsabilidad en el comportamiento de sus miembros: ella es la responsable de formarlos.

¡Sociedad hipócrita! que alienta conductas que luego recrimina. Cuántos maltratadores y maltratadoras -y aquí el lenguaje de género si cabe - de adultos y de niños están hoy protestando, cuando deberían también estar haciendo un examen de conciencia y un propósito de enmienda.

¡Sociedad cobarde!, que sólo denuncia cuando se siente a salvo. Que opta por la humillación o la complicidad ante los criminales. Siempre como can asustado con el rabo entre las piernas. Si hubiera presentido peligrosidad en el técnico de fútbol, muy pocos lo hubieran denunciado. Así no se ha expresado contra ‘Cano’, ni contra ‘los Rastrojos’.

¡Sociedad indolente!, que para congraciarse con la mujer demuestra horror –quién sabe si sincero- por el 9% de los homicidios que se cometen en Colombia –que son contra mujeres-, pero nada protesta por los restantes crímenes. Al fin y al cabo en ese 91% sólo hay hombres.

¡Sociedad atolondrada!, que emite juicios sin saber juzgar. Que absuelve o condena ignorando el contexto de los hechos.

¡Sociedad incoherente!, que muestra indignación por hechos menos graves que por los que muestra indiferencia. Por eso convive con la corrupción y con el delincuente.

¡Sociedad destructora!, que actúa sin compasión cuando se ensaña, que no practica el perdón, que tampoco sabe del remordimiento.

¡Sociedad irracional, psicótica!, que se niega el placer de vivir en armonía, que se niega la dicha de amar y ser amado, de reconocer al semejante como hermano; la alegría de hacer el bien, la satisfacción de perdonar y de estar libre de rencores.

Le hace falta a nuestra sociedad mirarse en el espejo para sentirse culpable de cuanto critica, responsable de cuanto condena. Para ver en su ojo la viga que descubre en la mirada ajena.

Luis María Murillo Sarmiento MD

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