domingo, 23 de octubre de 2011

EL FUTURO DEL IDIOMA, ENTRE LA RESIGNACIÓN Y LA ESPERANZA

No es hoy nuestro idioma la misma lengua que nació en Castilla. De los Cartularios de Valpuesta(1) a nuestros días aquel lenguaje ‘prosaico’, aquella lengua frente al latín vulgar, adquirió hidalguía, inundó el mundo con la aurora de sus letras y millones de seres hablaron español en el planeta.
Y esa lengua se tornó distinta, no sólo por su ensalzamiento, sino por la indefectible transfiguración de sus palabras.
El castellano medieval a nuestros oídos nos resulta extraño. La avanzada de nuestros ‘chateadores’ resulta extravagante. Tal vez la más bella expresión del castellano sea para nosotros, hijos del siglo XX, la preciada expresión de nuestro tiempo.
Debo confesar que me horrorizan los diálogos del ciberespacio, las conversaciones en la web con la mutilación de las palabras, los vocablos desgarbados, la fusión chocante de los términos, las expresiones chabacanas, los usos equívocos de las palabras, las locuciones ajenas, la antipática aglutinación de caracteres, los incomprensibles neologismos, y la ausencia de los puntos, las tildes y las comas, entre otros tantos males.
Está en riesgo la vida del idioma, digo en mi desesperanza. Me pregunto, entonces, si ante la avalancha carece de sentido nuestro esfuerzo. Si de algo vale nuestra misión de soñadores. Y en medio de la nostalgia un sí rotundo emerge, entonces, en mis cavilaciones.
Para nuestra congoja, bien para nuestro regocijo, es el idioma una expresión viva y dinámica.
Dejamos atrás el facer(2), el dexaron(3), al ansi(4), el vassalo(5), la eglesia(6), la mugier(7), los fijos(8); y el osava(9) y el havemos(10) con la aparente ortografía de un niño de primaria. No escribiríamos en el presente nuestras obras con aquéllas expresiones, pero con deleite leemos a quienes con ellas las crearon, descubrimos en ellas hermosura. Sencillamente no caerán los escritores de sus pedestales por más que se transforme nuestra lengua. Anejos conservarán su gloria.
Los de hoy somos los autores responsables de este instante, de un ciclo en un largo devenir. Los hijos del chat innovarán la lengua pero seguramente no renunciarán a la expresión de sus abuelos. La grandeza del idioma es la antología de todos sus momentos. Cada época es dueña de su estética, porque la belleza sucumbe a las costumbres.
La ortografía, la sintaxis, la gramática cederán al uso y se trasformarán, pero ese idioma en permanente evolución seguirá siendo nuestro castellano. El de ayer, el de hoy y el que se hablará mañana; el que ha sido testigo de todas las vanguardias. Porque es el heredero de las mismas raíces, de la misma historia y de las mismas glorias.
No nos pertenece el porvenir, nuestro compromiso es el presente. Leguemos al idioma nuestro mejor esfuerzo, a las generaciones venideras, nuestro ejemplo y la más estética expresión de nuestro tiempo.

Luis María Murillo Sarmiento M.D.
Miembro Fundador Naciones Unidas de las Letras
1. Documentos de siglo XII y copia de otros más antiguos del siglo IX, son hasta ahora el primer testimonio escrito un dialecto romance hipánico con palabras propias del castellano.
2. Hacer
3. Dejaron
4. Así
5. Vasallo
6. Iglesia
7. Mujer
8. Hijos
9. Osaba
10. Hemos

No hay comentarios: