Quien conoce las
prácticas del comunismo y la izquierda ortodoxa no se lleva sorpresas con la
actual administración de Bogotá. Ni la acrecentada ineptitud que a muchos de
sus electores desconcierta está por fuera de lo presupuestado. Buenos para ver
la paja en ojo ajeno, individuos como el Alcalde lucen en la oposición como contendores
espinosos, arriesgados y expertos en el embate y el sofisma; en el gobierno, privados
de autocrítica, son empecinados e infecundos.
Su política de aseo,
con todo el caos que ha generado en la ciudad, es la mejor ilustración del
‘progresismo’ que esas izquierdas promueven. Se hace demagogia con los
necesitados, se les ofrece la redención a los recicladores, sin medir las
consecuencias fiscales se ofrecen rebajas de tarifas, se seduce y enardece a
los estratos bajos, se ataca al capital privado y se presenta al empresario
como la ruina de las clases pobres y no como generador de empleo y de progreso.
Y en el afán de doblegarlo, sin previsión ni cálculo, se cambia un servicio de
aseo privado y aceptable por uno ineficaz y público -de pronto con decir
ineficaz bastaba-.
No hubo que evocar para
remontamos a la Bogotá de antaño con toneladas de basura por las calles, bastó
dejar que la mirada desprevenida captara las escenas para tener la imagen de la
basura que dejó la ideología petrista en los andenes. Volvimos al pasado,
cuando apenas barría un tercio de la ciudad la Empresa Distrital de Servicios
Públicos, cuando ni siquiera se recogía la mitad de la basura, porque entre
otros motivos permanecían varados la mitad de los camiones.
Pero es más tozuda la
realidad que la soberbia y le tocó al Alcalde contratar con los privados. Tan
sólo un ínfimo 18% quedó a cargo de su nuevo engendro. Pero con ese engendro se revive la EDIS
(Empresa Distrital de Servicios Públicos) hace 16 años por su ineficiencia liquidada.
Volveremos a ver su incompetencia, sus despilfarros, su corrupción, su
burocracia y la habitual extorsión sindicalista. Y este, como todos los males
que nos propicie el alcalde afín al comunismo -condición que rechazará como ha refutado
ser émulo de Chávez-, será pagado por los contribuyentes, las clases que
tributan, que paradójicamente son las que más detesta.
No afirmo que lo
privado sea perfecto, pero si adolece de alguno de los males que menciono es su
problema; cuando los vicios son de las entidades públicas, la carga por vía
tributaria se traslada al ciudadano. Es más fácil administrar un contrato que
controlar una empresa viciada por la burocracia, la incompetencia, la
irresponsabilidad y las depravaciones de lo público.
Hemos visto en los
afanes del Alcalde volver a la volquetas -que no cumplen con las normas de
salubridad para la recolección de las basuras-, alquilar compactadores en condiciones
cuestionables, vincular más personal que el requerido, retrasarle los pagos,
traslucir desorganización, casar enfrentamientos; y en el repliegue, devolver
volquetas y compactadores, reducir personal, fabricar explicaciones y volver a
contratar con los privados.
Tal vez deba sentir satisfacción
con cuanto ocurre: por la enseñanza que ha debido dejar a los votantes -los
electores definitivamente merecen lo que elijen-, pero, también, y sobre todo, porque
el infortunio de la capital puede ser un aleccionador suceso. Y si sirve la desgracia bogotana para que el país se
salve de ‘marchas patrióticas’*, izquierdas dogmáticas y progresismos similares,
habrá valido vale la pena el sacrificio.
Ojalá con esta
elección no se olvide la enseñanza de que una mayoría dividida termina por padecer
la tiranía de la minoría que vence. Unidos sus rivales jamás Petro habría sido
ungido como alcalde**, Defecto de la democracia que obligar a actuar con
astucia y a hacer alianzas entre afines para impedir el ascenso al poder del
adversario. No siempre se vota a favor, a veces
debe votarse contra alguien en previsión de la debacle. Es la divergencia entre
la abstracción y lo concreto.
Vicio de la
democracia que se basa en el número y no en las cualidades de los electores. Y
que concede hegemonía a la base de su pirámide, menos culta pero numerosa, en
detrimento del vértice, de pronto exiguo, pero más reflexivo y más
independiente. La base con la dádiva, el halago y la promesa se asegura. Bien lo saben los populistas como el alcalde
bogotano, que firme en su proselitismo ofrece agua gratis y descuentos en
tarifas de trasporte y de servicios sin importar si se corrompen las finanzas,
porque en su lucha de clases solo quienes tengan pagaran los platos rotos.
El manejo de las
basuras en Bogotá es ilustrativo ejemplo de la ideología de las izquierdas
ortodoxas y del mal llamado progresismo en el que el progreso es el mayor
damnificado. Tras un decidido interés por lo social que las encumbra y las hace
llamativas, afloran las concepciones realmente retardatarias de la economía, traducidas
en populismo improductivo y exacerbación de odios sociales.
El socialismo
malgastador y pendenciero, no tanto el de los socialdemócratas -que evolucionaron
de Bernstein a la Tercera Vía-, cultiva incompetentes al inducir la pobreza
espiritual y la inutilidad de los desposeídos en un paternalismo inadmisible
que castiga el denuedo del que tiene y fomenta el facilismo del que recibe
gratis.
El estado paternal al
socorrer sin compromiso ni contraprestación alguna arruina en el beneficiado su
afán por esforzarse, lo libera de responsabilidades inexcusables y lo sume en la mediocridad. Desestimula en
cambio a los ciudadanos productivos castigándolos con tributos abusivos para
mantener una masa improductiva. La senda correcta es facilitar las condiciones
para que los desamparados accedan con su esfuerzo a los mismos derechos de
quienes disfrutan el bienestar social. Enseñarles a pescar más que obsequiarles
el pescado reza la sabiduría del pueblo.
Debemos entender que
todo cuesta y que toda erogación del Estado lo es realmente de los
contribuyentes, porque el Estado no es más que una noción que no saca recursos
de la nada. La largueza de los gobernantes populistas o pasa cuenta de cobro a
los contribuyentes o arruina las finanzas del ente que administran.
El alcalde Petro
compra adeptos rebajando tarifas a los estratos bajos -realmente la ayuda
proviene de los estratos altos que son los que subsidian-, y reduciendo indiscriminadamente
el valor de los pasajes en el trasporte público a discapacitados, ancianos y estudiantes,
cual si por esa condición no pudieran sufragarlo. Lo que demandan ancianos y
discapacitados es un trasporte digno en que nos sean estrujados como todos los
pasajeros que usan Transmilenio. ¡La hacienda pública demanda responsabilidad
en su manejo!
Combatir la pobreza
no es repartir los bienes de quienes los poseen, sino generar riqueza para
todos. Crear condiciones para que el esfuerzo personal y honrado se traduzca en
patrimonio. Repartir es dividir; generar, multiplicar, acrecentar los bienes
para que todos tengan. Principio elemental del desarrollo y del progreso, que
difícilmente entienden los que usurparon la denominación de progresistas.
Como todo cuesta no
debemos generar cargas a nuestros semejantes, todos debemos producir para
responder por nosotros mismos y por quienes trajimos a este mundo. No se trata
como piensa el Alcalde de arrebatar a unos para disfrute de otros. Son
inadmisibles los beneficios onerosos sin esfuerzo y a cargo de terceros. Todos
tenemos que hacer frente a nuestras obligaciones. La pobreza no exime de
responsabilidades. Solo los niños deben ser mantenidos por sus semejantes. Por
su indefensión, como por ser su vida ajena a su deseo y consecuencia de los
actos de sus padres. Hasta el anciano es responsable de su supervivencia porque
tuvo toda una vida para planificarla.
No hay que sentir
resentimiento ni envidia de los grandes capitales. Los grandes conglomerados
económicos generan millones de puestos de trabajo, a más de multitud de
servicios y productos que todos disfrutamos. Seríamos famélicos e infelices si
todo estuviera a cargo del Estado. Las dádivas del Estado tienen un tope exiguo
-pregúntele a un cubano- que solo llena a individuos mediocres y sin
aspiraciones. Con el capitalismo, caricaturizando un poco, se puede llegar a
tocar el cielo con las manos. Hoy la China comunista nos deslumbra, pero porque
adoptó la economía capitalista. Siempre la
riqueza de alguna manera generará empleo y desarrollo: es un axioma.
Considero que la
pobreza es un estado de ánimo y que la miseria reside en el espíritu. Con
voluntad, esfuerzo y ambiciones se remedia la falta de fortuna; la pobreza
espiritual no la remedia nadie. Es por ello que un pobre puede llegar a ser un
hombre acaudalado y un heredero rico derrochador y tarambana un pobre
irredimible.
El izquierdista
despistado, amante del atraso y la contienda, es hostil al empresario y al
capital privado. Imagina que despoja al pobre de la fortuna -que no tiene- y le
resultan cosa vana sus acciones. Emprender, arriesgarse a toda suerte de
adversos resultados, generar trabajo y contribuir al bienestar con sus tributos
no son para un comunista dignos de admirarse.
Así que se le enfrenta y se le imponen cargas confiscatorias que frenan
la prosperidad de las empresas, matando, en acertado símil, la gallina de los
huevos de oro.
Uno esperaría con la
caída de la producción industrial en Bogotá al finalizar el 2012 una mirada del
Alcalde a las oportunidades que proveen los tratados de libre comercio firmados
por Colombia, pero acérrimo enemigo del libre comercio seguirá
hostilizando a las empresas y casando
peleas con el sector privado. Su ideal es castigar el patrimonio, así que
deberían emigrar como Depardieu*** quienes tengan los bienes en su mira -del
estrato tres en adelante- y veríamos entonces con qué contribuyentes realiza
sus obras populistas. No será de su bolsillo ni del de los adinerados
izquierdistas más ágiles en la verbosidad que en las acciones: tal es su
coherencia, tal su filantropía. Ellos las buenas obras las realizan con el
esfuerzo y el dinero ajeno.
En Petro percibo el
talante para la aventura chavista, la resolución para la expropiación
arbitraria, el populismo empobrecedor,
el resentimiento guerrillero, y el autoritarismo propicio para cercenar las libertades
y emprender las persecuciones propias de los regímenes comunistas. Motivos que
unidos a su ineptitud como alcalde son más que suficientes para convencerme de
la necesidad de revocarle su mandato.
Luis María Murillo
Sarmiento MD.
* Movimiento político
integrado o respaldado por personas que se perciben tan afines a las Farc como
Carlos Lozano, Piedad Córdoba e Iván Cepeda.
**Gustavo Petro obtuvo
723157 votos -32.2%-, pero Enrique
Peñalosa, Gina Parody, Carlos Fernando Galán y David Luna contendores con
similitudes políticas y programáticas obtuvieron 1314929 -58.65% de la
votación-.
*** Gerard Depardieu
el famoso actor francés, al igual que muchos millonarios, ante los exagerados
aumentos tributarios del gobierno socialista, del 75% para los más adinerados,
optaron por el éxodo; y en el caso de
Depardieu por la ciudadanía rusa que le fue otorgada en enero del 2013.
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