jueves, 18 de diciembre de 2014

LA MATERNIDAD, MÁS QUE UN INSTINTO

La vida, que se da silvestre y que tan fácil brota, en su continuo florecer encierra la deslumbrante esencia del milagro. Las miles de gestaciones que he cuidado, los miles de nacimientos que he observado en tantos años de ejercer la medicina, no han podido aminorar mi asombro ante el prodigio de la vida. ¡La maternidad es un milagro!
No es mejor el hombre, porque subutiliza o desprecia los dones que le dieron, pero biológicamente es prueba fehaciente de una creación casi perfecta. De dos primordios diminutos en evolución admirable surge la réplica de un hombre en miniatura, una obra colosal que cabe en nuestras manos, el niño que tierno nos doblega. Y que en transformación constante, de criatura frágil se convierte en recia y vigorosa. ¿Cómo no rendirse ante la semilla que en el vientre de la mujer germina?  ¿Cómo no, ante la mujer que luego edificará la obra?
Porque la criatura que embriaga y enciende pasiones, y es también el refugio de las almas en trance de encarnarse, se encumbra con el instinto maternal tras el paso del hijo por su vientre. 
No es moralmente madre la mujer -ni padre el hombre- por trasmitir la vida. Engendrar es una proeza de Dios, no, una hazaña de los hombres. ¿Cuántas veces no es producto de un acto irreflexivo?
El instinto maternal, en cambio, a pesar de innato, parece por  su benignidad un fruto del espíritu. No busca, en lo biológico, la supervivencia egoísta del individuo sino la conservación generosa de la especie. Y trascendiendo lo natural e instintivo se ennoblece con el amor, la ternura, la dedicación y el cuidado hasta adquirir el carácter de una misión sublime. No es la vida el acto de amor, es la crianza, la formación, cuando a ella se aplican todas las virtudes. Por ello, “madre” es un título excelso que no se debería otorgar a toda mujer por el solo hecho de reproducirse.
Madre es la mujer que se desvive por el tesoro de su vientre. Madre es la mujer que pincela el porvenir del hijo con tintes de esperanza y baja del cielo el sol que lo ilumina. Madre es la mujer que depara felicidad a su criatura e imprime virtud en el libro inédito de su existencia. Madre es la mujer que pone en boca del hijo el alimento que debería saciarla. Madre es quien por cuidarle el sueño se desvela. Madre, es, en fin, quien hasta en el sacrificio por el hijo encuentra recompensa.
LUIS MARÍA MURILLO SARMIENTO MD.

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